Es de sobras conocido que, después de la recuperación de la entidad el año 1981, una de los hitos a conseguir era el de poder salir a desfilar en la ciudad de Mataró. Los años 1981 y 1982, la formación desfiló en la Procesión del Viernes Santo de Sant Andreu de Llavaneres, pero ya se estaba intentando encontrar un motivo que permitiera pisar de nuevo las calles de la capital del Maresme. Por otro lado, mientras la iglesia continuara prohibiendo las procesiones, esto era poco probable.
No obstante las iniciativas estaban y en 1982 se intentó una conversación con Mn. Monasterio, entonces rector de Sant Josep, para recuperar las procesiones, pero esta conversación no se llevó a cabo. El año 1983 sí que se retomó, pero no fue posible esta petición y entonces desde la junta se postuló la idea de hacer una representación con textos de los evangelistas. A partir de aquí se llevaron a cabo conversaciones con Juanjo Cardenal para hacerlo en el Parque Central, en primera opción, y con Mn. Monasterio y Mn Colomer para ir definiendo un proyecto, que finalmente se hizo en las Caputxines, como Auto Sacramental en la calle, con la representación escénica de diferentes cuadros de la Pasión y que diera pie a la participación de la formación de los Armats incorporándose a la representación una vez hecho un desfile por las calles próximas.
Una dificultad añadida fue la disponibilidad de personal para encarar un proyecto de tal envergadura, tanto a nivel interpretativo como técnico, así como la de poder disponer del vestuario de la época. La junta se dirigió en la Sala Cabanyes para pedir su ayuda, con la finalidad de que la gente de la Sala hiciera de pueblo, sacerdotes y diferentes personajes. Los únicos armats que hicieron de personaje fueron Joan Rovira y Robé (Pilatos) y Joan Lluís Martín y Baez (Jesús). Otros armats hicieron de soldados de guardia y de verdugos en la flagelación y el calvario.
Los Armats se vistieron en la U.E.C. (en el c. Nou) y fueron en desfile hasta el lugar de representación, pasando por la plaza de Mn. Blanch y entrando por la calle de la Explanada. El número de cuadros representados era reducido (Huerto de Getsemaní, Juicio religioso, Pretorio, Flagelación, cuadros plásticos del camino amargura, Calvario, Resurrección...), pero el entorno permitía usar los árboles para el ahorcamiento de Judas y las 4 columnas de la fuente de la izquierda como elementos del pretorio. Un escenario delante de la fachada del convento acababa de definir el espacio escénico.
Durante aquellos años todo el material de Armats se llevaba a las dependencias de la planta baja de la escuela y el Manípulo se formaba en el patio para ir a la Recogida de la Bandera y al Homenaje a la Ciudad. Una vez acabados estos actos se iniciaba la representación.
Las condiciones atmosféricas nos respetaron bastante durante estos siete años. No fue así en 1992, año olímpico, en que el espectáculo se trasladó al Hort del Rector, para aprovechar un espacio diferente y más recogido. Era una vieja aspiración de los responsables de la Pasión desde hacía tiempo. Incluso para poderla representar, se cortó uno de los árboles para poder encajar mejor el escenario. Los que aquel año compartimos la representación, todavía recordamos el frío que se sufrió. La gente que actuaba no sabía qué hacer para combatir la frialdad. El público, se iba encogiendo en sus asientos y alguien que vivía cerca fue a buscar mantas a su casa. Después del calvario se suspendieron las últimas escenas y se pasó directamente al final. Este revés atmosférico aconsejó dejar las representaciones al aire libre y pasarlas a cubierto, entrando dentro de la iglesia de Santa Maria, donde se representó en el altar mayor hasta el año 1999. Estas representaciones en Santa Maria se podrían considerar herederas de las antiguas representaciones y autos sacramentales, origen de las Pasiones actuales.
Hacerlo en la iglesia supuso también muchos problemas logísticos, puesto que se tenía que montar y desmontar toda la escenografía y los apliques, tanto el día del ensayo general como el día de la representación. Se desmontaban los grandes candelabros y se quitaba la imagen del Santo Cristo del altar mayor. El sonido también era complicado, pero el altar permitía unos efectos de luz, que reforzaban escenas concretas. En Santa Maria todos los personajes entraban en procesión desde el fondo de la iglesia pasando por el pasillo central y una vez acabada, salían en el mismo orden.
Desde el año 1983 hasta el 1999, el espectáculo era con entrada libre y siempre se había hecho una sola representación. Los directores de estas primeras etapas fueron: Josep M. Cusachs, Antoni Codina, Amadeu Llinàs y Rafel Prats.
El año 2000 cambian los criterios y la representación se traslada al Teatro Monumental, siendo desde este momento un espectáculo de pago para el público, con interpretaciones de los personajes con voces en directo, espacio donde se representó tres temporadas. El hecho de hacerlo todo en directo obligó a buscar personas ajenas a la entidad con experiencia teatral y la complejidad del espectáculo aumentó, mejorando la puesta en escena gracias a los medios técnicos disponibles en un teatro. Nuevas escenas se fueron añadiendo y si bien el primer año solo se representó una vez, el 2001 ya se hicieron dos.
El año 2008 se produce un nuevo cambio y se aprovecha el patio de la Prisión, sede por aquel entonces del Castrum de los Armats, para representarla durante ocho temporadas. El cambio de lugar comportaba un nuevo enfoque de las representaciones.
El año 2016 y motivado por el cambio del local social, se tuvo que dejar el patio de la Prisión. Este cambio obligaba a buscar un lugar alternativo y el entonces director, Joan Rovira, vio nuevamente posibilidades en el Hort del Rector, pero no el que se hizo el 1992 con escenario fijo, sino representar los diferentes cuadros en diferentes espacios por todo el recinto del Hort del Rector y el Hort del Campaner. Se iniciaron conversaciones con el Rector de Santa Maria que dieron fruto y se configuró el nuevo espacio de representación pasando de 3 a 2 representaciones. La puesta en escena contó con el añadido de los efectos de luz esparcidos por todo el espacio y la principal novedad afectaba al público, que no se podía sentar tranquilamente y ver el espectáculo tal y como se había hecho durante los pasados 33 años (dato curioso este también), y que ahora tenía que ir desplazándose por los diferentes espacios y verlo de pie (a pesar de que se daba la posibilidad de coger alguna silla), en un formato parecido al de los Belenes Vivientes. No se pudo representar en 2020 por culpa de la pandemia y con las restricciones del año 2021, se llevó a cabo una grabación de las escenas que se emitió por Mataró Audiovisual. Los directores de esta cuarta etapa fueron: Joan Rovira y Quim Capdevila.
Cuarenta años han transcurrido desde aquella primera representación con el título de ”Auto Sacramental”, que posteriormente ha tenido nombres diferentes como "Misteri de la Passió", "Misteri de Passió - Jesús El Crist", "Misteri de la Passió - Jesús El Crist", "La Passió - Jesús El Crist" y "La Passió - Últims dies de Jesús".
Sirvan pues estas líneas como reconocimiento a todas y cada una de las personas que han intervenido en estos 40 años de representaciones, abarcando todos los ámbitos de una puesta en escena de este estilo: dirección, interpretación, iluminación, vestuario, maquillaje, atrezo, propaganda ... No podríamos nombrarlas a todas. Incluso no sabemos si guardamos una relación fiel. Hemos comentado durante el texto las personas que han dirigido las diferentes representaciones. Como punto y final recordamos a las que han interpretado el personaje central, la figura de Jesús de Nazaret. Durante estos 40 años ha sido interpretado por: Joan Lluís Martín, Jordi Romagosa, Ramon Godino, Lluís Massimon, Xevi Noya, Jordi Cervantes i Sergi Julià.
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